sábado, 3 de junio de 2017

PENTECOSTÉS

Colaboración de Paco Pérez
EL ESPÍRITU SANTO ACTÚA
En la Biblia encontramos la historia de nuestra creencia y gracias a ella hemos podido conocer los distintos personajes que fueron apareciendo dentro del plan que Dios estableció para los hombres. Comienza mostrándonos esas primeras relaciones con el Padre; un tiempo después nació Jesús, creció, desarrolló su acción evangelizadora, murió, resucitó, se mostró a sus discípulos y ascendió a los cielos. Después, con los hechos vividos por los protagonistas en directo y por las gentes que había en aquellas fechas en Jerusalén, irrumpe con fuerza la figura del Espíritu Santo.

Cuando se manifestó a los hombres vino acompañado de los efectos propios que siempre lo hace y en este día también tuvo sus particularidades propias.
Comenzó con efectos auditivos, está en HECHOS 2,1-2: [Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban.].
Después de manera visible, también en HECHOS 2, 3-4: [Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse.].
Por último, su poder empujó a quienes lo recibieron a perder el miedo y a dar testimonio de Dios, lo comprobamos en HECHOS 2, 5-11: [Había en Jerusalén hombres piadosos, que allí residían, venidos de todas las naciones que hay bajo el cielo. Al producirse aquel ruido la gente se congregó y se llenó de estupor al oírles hablar cada uno en su propia lengua.  
Estupefactos y admirados decían:
- ¿Es que no son galileos todos estos que están hablando?
Pues ¿cómo cada uno de nosotros les oímos en nuestra propia lengua nativa? Partos, medos y elamitas; habitantes de Mesopotamia, Judea, Capadocia, el Ponto, Asia, Frigia, Panfilia, Egipto, la parte de Libia fronteriza con Cirene, forasteros romanos, judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos les oímos hablar en nuestra lengua las maravillas de Dios.].
Ha quedado patente cómo actuó el Espíritu Santo, mostrándoles la eficacia y la fuerza de Dios para hacer cosas únicas, lo hemos comprobado con estos ejemplos pero en otras ocasiones también actuaba, no se manifestaba con estos formatos y nadie lo veía pero siempre estaba detrás de las acciones que sucedieron:
Felipe fue perseguido y tuvo que huir de Jerusalén para no sufrir el martirio, el Espíritu se puso a su lado, recibió su fuerza y sus actos para servir a Dios se transformaron en acción misionera.
Pedro fue empujado por el Espíritu a realizar algo que estaba prohibido por el judaísmo, sentarse a comer con los paganos pero él lo hizo con el centurión Cornelio y su familia a pesar de que eran considerados como tal.
Este acontecimiento se suele presentar como la conversión de Cornelio pero los entendidos afirman que la realidad es otra bien distinta, fue la conversión de Pedro… ¿Por qué opinan así?
Porque él fue quien cambió el comportamiento discriminador que le habían inculcado hacia los paganos y lo hizo porque el Espíritu Santo actuó en silencio sobre él y le hizo comprender que “Dios no hace acepción de personas”.
En Pablo la acción cambiante del Espíritu se muestra más visible pues pasa de perseguir a Jesús a defenderle y a predicar su doctrina. Para él el Espíritu Santo es el Espíritu de Jesús, quien lo envió a la acción evangelizadora y la manifestación del poder y la fuerza de Dios, luego él sólo era un instrumento para hacer cosas.
Sobre el Espíritu debemos recordar siempre que: Sigue mostrando el camino a los hombres y que, a veces, éstos nos resultan raros y difíciles de transitar; es conferido por el bautismo o por la imposición de las manos; para escucharlo hay que atender primero el mensaje de quienes siendo diferentes tienen algo nuevo que decirnos y que si deseamos ser instrumentos suyos deberemos de comenzar por serle antes dóciles.
Los ejemplos propuestos nos presentan unas actuaciones humanas diferentes pero que al analizarlas con tranquilidad comprobamos que se pusieron en marcha porque estuvieron inspiradas en una causa común, la intransigencia hacia lo que desean o piensan los demás: Por eso fue perseguido Felipe, Pablo persiguió a Jesús y sus seguidores y Pedro hacía acepción de personas con los paganos.
Pasaron los años pero los temas diferenciadores de entonces siguen vigentes en nuestros días y causando el rechazo hacia los otros por el simple hecho de serlo. Ocurre en la religión, la persecución ejercida contra los cristianos coptos en Egipto; en la política, cuando los separatistas silban al himno en actos públicos y cuando el color diferente de la piel ya es motivo de rechazo.
Evangelizar no es dar publicidad al mensaje de Jesús, sino ponerlo en marcha dando ejemplo porque sólo podremos convencer a los demás si ya estamos convencidos nosotros.


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