domingo, 5 de febrero de 2017

SOMOS LA SAL DE LA TIERRA Y LUZ DEL MUNDO, LO DIJO JESÚS

Colaboración de Paco Pérez
DEL SERMÓN DE LA MONTAÑA A LA ACCIÓN
Jesús, durante su vida pública, enseñó lo que debían hacer las personas durante sus relaciones con los demás, sus prójimos. Ese tiempo podríamos considerarlo como un periodo de enseñanza para Él, cuando les hablaba, y, de aprendizaje para los que acudían a escucharle.
Cuando acabó la fase de la ENSEÑANZA ya sólo les quedaba poner en práctica lo que habían aprendido. Hubo personas que lo entendieron así, continuaron unidos y, empujados por la huella de su mensaje,  formaron un grupo decidido a continuar con su obra. Éstos fueron conocidos como  “Los Nazarenos”.

Este hecho hay que contextualizarlo y para ello debemos abordar su actuación dentro del marco de la religión judía y, hecha esta aclaración, recordar que en ella había varios grupos y que esta diversidad no favorecía el desarrollo de su creencia en Dios: Fariseos, saduceos, zelotas, esenios... Cuando “Los Nazarenos” comenzaron su andadura religiosa tuvieron que hacerlo, durante un tiempo, inmersos en la vida cotidiana de aquel modelo de religiosidad y tratar de salir adelante con los entorpecimientos y la problemática que ya tenían desarrollada estos grupos desde siempre en aquel lugar y en ese campo.
Cuando, con las armas, se enfrentaron los judíos a Roma y el Templo fue destruido, tal vez, los “Nazarenos” ya estuvieran enfrentados con los “Fariseos” por cómo interpretaban ambos grupos el judaísmo. Para el judaísmo, además de las consecuencias destructivas que recibieron en el campo militar, también se le derivaron otras colaterales que les afectaron mucho porque les ocasionó la pérdida de sus puntos esenciales de identidad: El Templo, el culto y el sacerdocio. Por estas pérdidas los judíos tuvieron que profundizar en la esencia de su creencia religiosa y, al hacerlo, dos grupos se enfrentaron para reconsiderar cuál debía ser el nuevo camino de sus creencias: El judaísmo fariseo, defensor de la Ley, tenía el dominio de las sinagogas, y, el judaísmo mesiánico, integrado por los discípulos de Jesús. Éstos eran defensores de su mensaje, algo totalmente diferente a lo tradicional pero éstos no renunciaban al AT.
Ambos grupos no se ponían de acuerdo en estos temas:
- ¿Cuál era la verdadera interpretación del AT?  ¿Quiénes eran los le­gítimos continuadores de la historia de Israel?
Por estas disquisiciones, entre los grupos hubo muchas tensio­nes, intolerancias y hasta persecuciones.
Después de esta etapa el judaísmo pasó por un proceso de unificación y para ello celebraron un “Sínodo”, después de él  desapareció la gran diversidad de grupos, se impuso el “Judaísmo Fariseo”, éste se implantó en las sinagogas y el “Judaísmo Mesiánico” fue excluido de ellas y a sus seguidores se los consideró como subversivos… ¡¡¡Su delito fue creer en Jesús y practicar su doctrina!!!
El “Judaísmo Fariseo” era una agrupación cerrada, nadie más que ellos eran los escogidos y de ahí que no aceptaran a Jesús. Quienes interpretaron entonces el mensaje en la línea que nos mostró Él en el “Sermón de la Montaña” chocaron y tienen que seguir chocando los que quieran seguir siéndole fieles. Ese “Sermón” contiene la respuesta correcta para establecer el ideal moral del cristianismo.
Jesús enseñaba con ejemplos de la vida cotidiana para que comprendieran con facilidad su mensaje, pues a pesar de todo no lo consiguió y creo que aún seguimos sin saber qué debemos hacer.
Quienes no consideran necesario el AT se darán cuenta hoy que Isaías ya mostraba, en nombre del Padre, el camino: [Cuando destierres de ti la opresión, el gesto amenazador y la maledicencia, cuando partas tu pan con el hambriento y sacies el estómago del indigente, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá mediodía.].
Estas palabras se las dirigió al pueblo para reprocharles que eran unos egoístas porque hacían cosas malas a las personas y luego ayunaban, acción que no les servía de nada porque Dios lo que desea es que nos preocupemos por los problemas de los demás.
Mateo nos recuerda: [Vosotros sois la sal de la tierra y la luz del mundo.].
Un cristiano convencido de que el “Sermón de la Montaña” es el verdadero camino debe valorar lo que Jesús quiso decirnos al compararnos con la sal y la luz. Considero que debemos vivir llevando la alegría a nuestros entornos y ayudando en su caminar a quienes estén perdidos.
Después de algunos años de explorar el mensaje de Jesús considero que seguir el camino de sus enseñanzas es la única vía verdadera y todo lo demás es cualquier cosa menos lo que debe ser. Él se pasó los tres años de predicación mostrando el camino con ejemplos entendibles… ¿Por qué no nos fijamos en ellos y hacemos las cosas que no enseñó?
En aquellos tiempos ya triunfaba la mentira religiosa y, consecuentemente, las acciones que se practicaban eran erróneas, por esa razón las denunció Mateo en 23, 23-24:
[¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!
Porque diezmáis=pagáis el diezmo de la menta, del eneldo y del comino, y habéis descuidado los preceptos más importantes de la ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad. Estas son las cosas que debíais haber hecho, sin descuidar aquéllas.].
¿Hemos cambiado nosotros o seguimos aplicando los mismos principios equivocados que denunció Mateo?




No hay comentarios:

Publicar un comentario