domingo, 25 de septiembre de 2016

LA POBREZA, AZOTE DEL HOMBRE

Colaboración de Paco Pérez
Una vez más tengo que arrancar mirando al pasado y entonces compruebo que estamos anclados en él por mucho que presumamos de avances. Lo afirmo porque es tangible que sigue habiendo opresores sociales que causan DOLOR al ser humano y esto hace que la sociedad siga estando fracturada en dos bloques: Los RICOS y los POBRES… ¿No lo denunció Jesús?

Aunque estemos muy contentos con nuestros móviles de última generación, de haber pasado unas vacaciones plácidas en un crucero o de vivir en una mansión… Seremos unos zotes si al quedarnos solos en nuestra habitación y sin auditorio que escuche nuestras insensateces si no comprendemos que la realidad que nos rodea es muy distinta porque ese superávit de bienestar del que hemos presumido solo lo disfrutan unos pocos y que éste se origina porque hay otras muchas más personas que no tiene qué comer o dónde dormir.
Dios planificó para los hombres un mundo ideal y en él había de todo para todos, así podrían vivir felices y sin diferencias. Un tiempo después la condición humana hizo que el orden nacido de ese deseo se rompiera, el desorden se instaló entre los hombres y por eso se originó el desequilibrio que disfrutamos en nuestros días.  
Desde entonces ese desorden ha pasado por múltiples modelos de elementos perturbadores del equilibrio ideal que nos regaló Dios. Si viajamos hasta Palestina y fisgoneamos en los acontecimientos que ocurrieron en los días en que vivió Jesús veremos que hay poca diferencia entre la condición humana de aquellos hombres y la de nuestros días pues podemos ver que sigue habiendo dolorosas guerras, aunque sean diferentes los medios que se usan; que se sigue saqueando al débil, antes le quitaban los animales y las cosechas con brusquedad pero ahora lo empobrecen con procedimientos muy refinados; que los impuestos les llovían entonces desde los distintos poderes y ahora ocurre igual… Donde más coincidencia hay es en que, antes y ahora, los de arriba nunca miran hacia abajo y por eso los pisan con su caminar egoísta. Con este comportamiento los que más tienen se apropian de las propiedades de los pobres y por eso aquellos son cada vez más poderosos y éstos son cada vez más pobres.
En el AT el profeta Amós ya rechazaba la forma de vida suntuosa de quienes lo tenían todo pues, con su actitud egoísta, llevaban una vida placentera y cometían todo tipo de abusos. Él proclamaba que no era correcto lo que hacían y que se les juzgaría por ello en su momento.
En la parábola, Jesús plasma la realidad social de su tiempo, y en ella se comprueba que los ricos seguían teniendo de todo lo necesario, derrochaban y, mientras tanto, los pobres como Lázaro sólo tenían enfermedades que les ocasionaban dolor, por ellas eran rechazados por la sociedad, no tenían que llevarse a la boca y quienes derrochaban sólo les regalaban su indiferencia. Ella me ha enseñado que las personas, cuando morimos, nos igualamos pues nos marchamos con las manos vacías, igual que cuando nacimos, y que donde no nos igualamos es en la acogida que se nos dará al final de nuestros días en el Reino de Dios, allí cada cual será alojado en el lugar que se gana aquí con su comportamiento.
Pablo proclamó que el camino del hombre está en la práctica de la justicia, el amor, la piedad, la paciencia, el cultivo de la fe… La fe es, para él, el motor de nuestra actuación pues con ella todo debe ponerse en marcha y, además, hacerlo sin pausa porque así estaremos preparados para cuando llegue el día en el que la grandeza del Padre se manifieste ante los hombres.
Si en el mundo actual no hubiera tanto egoísmo habría alimentos para todos los hombres pero esta realidad hace que la excesiva riqueza de unos pocos ocasione que a muchos les falte lo que a ellos les sobra… ¿Estará Dios de acuerdo con esta situación?
Jesús se puso siempre al lado del pobre y Dios es su Padre.
La convivencia pacífica entre los hombres está cada día más difícil, cuando debería ser al revés. Todos los días los hombres poderosos hablan mucho del tema pero lo hacen para quedar bien, sobre todo si están delante los medios o si hay elecciones. Al día siguiente de haber realizado esas promesas, cuando tienen que convertirlas en realidad, se comprueba que todo sigue igual porque se diluyen las huellas de los compromisos adquiridos. Ocurre así porque, si se plasmaron en unas hojas de papel, unos días después ellos mismos propician que se mojen y queden inservibles o que se las lleve el viento, si no se firmaron, porque quedaron flotando en el aire las buenas intenciones y, como siempre, quedan reducidas sus palabras a eso… ¿Eran buenas intenciones o mentiras?
Después de tantos años se sigue hablando de esta problemática social-religiosa y manteniendo la buena intención de cambiar el comportamiento de las personas pero la realidad es que nunca se hace nada para extirpar el origen de los males que nos azotan.
REFLEXIONES FINALES 
1.- La riqueza y el poder anulan la conciencia de las personas y los empuja, por egoísmo, a realizar acciones injustas.
2.- Al rico le sobra el dinero pero le falta el cariño de las personas.
3.- El comportamiento egoísta impide al hombre ver la luz que se desprende de las acciones generosas


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