miércoles, 14 de septiembre de 2016

“EL LELO”, UN BUEN HOMBRE

Colaboración de José Martínez Ramírez
Capítulo IV
LOS SEGADORES DE SUEÑOS
En el Cortijo Piletas, cuidando ganado,
jugaba mirando las nubes, pues vivía del viento.
Un niño alegre y pequeño, de ojos muy claros,
cantaba y bailaba pero sonreía muy lento.
 
Su corta vida le ofrecía y quedaba ensimismado
del paisaje de Jaén, al fondo de los cientos
en continuo movimiento, con sus olivos plateados.
Y, en su soledad y apenas sin aliento,

soñaba con viajar hacia sus sueños y sin descuento…
¡Qué lejos mi tierra y de este mar trovado!
Barcelona, Jaén y Villargordo, al lado.

Y quedó este niño, salido de este cuento,
prendado de su arboleda y ensimismado,
pero cantaba, bailaba y sonreía muy lento.





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